Medio:  Revista Nexe

Titular: Neix La Insòlita, la xarxa de cooperatives feministes

Fecha: 1  març 2021

Autora: Anaïs Barnolas Soteras

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Candela, Col·lectiu Punt 6, Coeducació, Cooptècniques, NUS y la Raposa se

coordinan para tener mayor incidencia política, mancomunar recursos y apoyarse mutuo.

¿Qué significa crear una economía social y solidaria feminista? ¿Cómo conseguirlo sin recurrir a un discurso políticamente correcto? ¿Cómo incorporar el feminismo en las prácticas cooperativas? Éstos son algunos de los desafíos que afloraron en la presentación virtual de la red de cooperativas feministas La Insòlita, que tuvo lugar el  30 de octubre de 2020 en el marco de la Fira d’Economia Solidària de Catalunya (FESC), organizada por la Red de Economia Solidaria (XES).

La Insòlita está formada por las cooperativas CandelaCol·lectiu Punt 6CooptècniquesCoeducacióLa Raposa  y NUS,

las cuales coinciden en la necesidad de «compartir con otros grupos la perspectiva de género en el trabajo interno y la organización de los cuidados», explica Tania Proupin, responsable del área de gestión de Candela, una entidad de Barcelona con quince años de trayectoria.

En la presentación de La Insòlita también asistieron Alícia Rius y Ana Álvarez, integrantes del Instituto Mujeres y Cooperación, las cuales explicaron su experiencia en el si de la Red de Economía Feminista a Madrid.

Una plataforma que, según afirmaron, ha ayudado a las diferentes entidades a ser más resilientes y sostenibles: «ves que las compañeras reman contigo y surgen proyectos que una sola entidad no puede afrontar, pero que conjuntamente sacan adelante». También desde la cooperativa Nus, formada por profesionales de las artes escénicas y el mundo social, aprovecharon para enumerar las problemáticas en las que se encuentra el cooperativismo feminista a la hora de mantener y reforzar su actividad.

Apoyo mutuo contra la adversidad

Precisamente el desprecio institucional es uno de los déficits que más preocupa a las cooperativas feministas. Especialmente a la hora de presentarse a concursos y subvenciones, donde según denuncian «los criterios que se establecen siempre benefician a las organizaciones más grandes». Así se refiere Roser Casanovas, arquitecta de la cooperativa Col·lectiu Punt 6, por quien “esta manera de proceder dificulta nuestro trabajo contra las injusticias, las desigualdades y la precariedad”. Según Casanova, la administración ha añadido cláusulas de género en la contratación, las concesiones y las subvenciones, pero sin embargo, a la hora de la verdad este criterio no suele tenerse en cuenta. No sólo eso: “si una empresa realiza un curso con perspectiva de género, ya se le valora positivamente sin analizar que, en algunos casos, sólo le han convocado como mero trámite para recibir la ayuda”, añade Alba Arellano, integrando de La Raposa, una librería feminista y bar vegano que organiza actividades culturales y lúdicas en el distrito del Poble Sec de Barcelona.

Según Casanova, la administración ha añadido cláusulas de género en la contratación, las concesiones y las subvenciones, pero sin embargo, a la hora de la verdad este criterio no suele tenerse en cuenta. No sólo eso: “si una empresa realiza un curso con perspectiva de género, ya se le valora positivamente sino analizar que, en algunos casos, sólo le han convocado como mero trámite para recibir la ayuda”, añade Alba Arellano, integrando de La Raposa , una librería feminista y bar vegano que organiza actividades culturales y lúdicas en el distrito de Poble Sec de Barcelona.

Crecer desde la singularidad
Forjada hace ya dos años, La Insòlita ha visto que la actual situación de pandemia ha acelerado y reafirmado la utilidad de su existencia. Ya, desde el inicio, las integrantes compartieron propuestas y discusiones en torno a qué estructura y grado de implicación son los más idóneos para que el proyecto funcione con garantías. Un debate por el que recibió el asesoramiento de la cooperativa La Ciutat Invisible,

que les ayudó a sistematizar los consensos y ponerlos sobre papel.

De hecho, las cooperativas de La Insòlita participan de los mismos planteamientos, aunque cada una tiene sus propias demandas, lo que repercute en la dedicación que pueden ofrecer. «Es por eso que intentaremos encontrarnos el máximo y que todas nos sintamos representadas», apunta Aida Rivas, economista de Coeducación, una cooperativa dedicada a incorporar la perspectiva de género en el ámbito educativo. Con esta voluntad de crear «sedimentos fuertes», La Insòlita ha adoptado la figura de asociación, si bien es probable que se convierta en cooperativa de segundo grado a fin de que las entidades puedan intercooperar y, al mismo tiempo, mantener su autonomía.

La intención de La Insòlita es contar con una sede física y virtual que tenga impacto en el territorio y en la economía social y solidaria
Aparte de esta cuestión, también está en debate si abrirán un espacio propio o cada entidad conservará el suyo -actualmente colectivo Punt 6 y Candela ya comparten local-, algo de lo que todavía no se ha adoptado una decisión, todavía que «la intención es contar con una sede física y virtual que tenga impacto en el territorio y, por extensión, en el conjunto de la economía social y solidaria», añade Roser Casanovas.

Un caudal de oportunidades
El otro reto de La Insòlita es crear una gestoría que responda a las prácticas feministas de cada entidad, que se esfuerzan por sobrevivir económica y emocionalmente sin perder su esencia. Según Aida Rivas, de Coeducació, la finalidad última es «trasladar nuestra mirada feminista en el mundo profesional y el trabajo remunerado y compartirlo con las entidades que admiramos», añade.

Con todo, confían en que La Insòlita no precarice a las cooperativas en su actividad diaria, por lo que creen que “la participación en el proyecto debe ser remunerada y debe contar con los cuidados para mantener la coherencia”, añade Proupin. Para la representante de Candela, esto implica valorar los roles más invisibles y las tareas reproductivas, lo que se traduce en alargar la baja de maternidad a fin de que las mujeres que han sido madres tengan un permiso de seis meses y no de dieciséis semanas, como ocurre actualmente.

La voluntad de La Insòlita es crecer y transformarse en un espacio de oportunidades para otras cooperativas feministas. Un horizonte que, para sus integrantes, exigirá tomar el tiempo necesario para que, cuando llegue el momento de sumar, «ya tengamos claro cuántas reuniones hacemos, quién participa y cómo conseguimos la financiación», concluye Tania Proupin.

FEMINISME EN TRANSVERSAL

El feminismo ha ido ocupando un espacio central en el relato mediático, gracias a la labor de sensibilización sobre las violencias de género y las diversidades sexuales que realizan las diversas cooperativas en los institutos de nuestro país. Es el caso de Candela, Coeducación y Nus, que organizan cursos y sesiones formativas a los adolescentes para que integren y profundizan en los valores que representa el feminismo.

En el caso de Nus, conocida por su larga trayectoria en el teatro social, ofrece a profesionales de la educación, agentes sociales y activistas formaciones y talleres para trabajar los conflictos y generar espacios de transformación social a través de herramientas teatrales y dinámicas . Otro servicio que ofrece son las consultorías y asesoramientos a medida para las entidades.

En la misma perspectiva, Candela desarrolla el proyecto OASIS, unas colonias de verano para adolescentes con expresiones e identidades de género, que a raíz de la gran acogida que ha tenido, ha permitido a la cooperativa dinamizar encuentros mensuales Centre LGTB de Barcelona y en el espacio sobre sexualidad La LORE,

donde también asesora sobre identidad de género y diversidad sexual. A su vez, Coeducació traslada a los patios de los institutos la perspectiva de género a partir de una diagnosis esmerada de la realidad, mientras elabora planes de acción en algunos municipios para promover una sociedad libre de violencias.

Pero tan importante es esta tarea, como la presencia del feminismo en el sector literario. Y así lo demuestra la librería La Raposa, que desde hace unos años ha aumentado la facturación en las ventas de obras escritas por mujeres o que tratan diferentes aspectos del movimiento; de la misma forma que Col·lectiu Punt 6 proporciona herramienta para que el espacio urbano responda a las necesidades de las personas. Una de las vías ha sido las marchas exploratorias que desarrolla a lo largo del territorio o estudios monográficos del que ha extraído recomendaciones para que el Ayuntamiento de Barcelona implemente la perspectiva de género en la ciudad.

Autoría:
Anaïs Barnolas Soteras @Anaisbarnolas

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