Más allá del Test de Bechdel

¿Escribes o creas historias (ya sean para espectáculos o para cine)?
Cuando escribes, ¿tienes en cuenta la perspectiva de género?

Hoy os traemos algunos tests que van desde el ya reconocido «Test de Bechdel» hasta el «Test de porteo» de Alba Rubió.

El Test de Bechdel surgió en los años 80 en el cómic de la autora Alison Bechdel «Unas bollos de cuidado», y proponía unas normas para evaluar si una película tenía o no brecha de género. A raíz de este test han ido surgiendo otros que nos ayudan a entrenar la mirada sobre argumentos, tramas, temas o personajes de ficción y cómo éstos pueden ser un elemento de análisis que nos ayude a no caer en estereotipos, en clichés y en la perpetuación del machismo.

  • Salen, al menos, dos personajes femeninos.
  • Hablan entre sí en algún momento.
  • No hablan sobre un hombre.
  • Ambos personajes deben tener nombre.

A raíz del Test de Bechdel surgió el Test de Vitto Ruso (o «Test gay de Bechdel»):

  • Hay dos personajes que son gays.
  • Su orientación no es ni la única ni la principal característica que define a los personajes.
  • El personaje gay no da consejos «maricas» al protagonista.
  • Los personajes gays no mueren al final.
  • (Este test sólo habla de los personajes gays, pero podríamos aplicarlo también al resto de personas del colectivo LGTBIQA+)

También está la variante del Test de Deggans o «Test racial de Bechdel»:

  • Hay por lo menos dos personajes relevantes que no son blancos.
  • La película no va sobre cuestiones raciales.

  • Hay una sola mujer en medio de un grupo de personajes masculinos.
  • La característica que la define es únicamente la feminidad.
  • Ellos son la norma; ella, la variación.
  • Actúa como excusa argumental amorosa o de “madre postiza” del grupo.

  • Personaje femenino fuerte, capaz e independiente. A partir de cierto punto de la trama pierde su protagonismo, liderazgo o poder para que el personaje masculino lo tome (normalmente por amor).

  • Personajes femeninos que son violados, asesinados o desapoderados por hacer de motor de la historia del personaje masculino.
  • Mueren antes de que comience la acción.
  • No suelen tener arcos narrativos previos a su tortura.
  • Escenas de violencia innecesarias hacia las mujeres.

  • Es la versión femenina de un personaje ya existente.
  • Proviene de un personaje masculino y, para visibilizar que son mujeres, se le ponen atributos asociados a la feminidad (lazos, tacones o pestañas).

  • Una mujer joven, ingenua y atractiva, es metida en problemas por el antagonista, y el héroe debe rescatarla.
  • Normalmente, el personaje femenino representa el interés amoroso del héroe (así se puede tocar la fibra sensible de éste sin atacar su masculinidad).

  • Una forma de vida aparece de la nada con un cuerpo femenino «perfecto».
  • Tiene todas las facultades físicas y psíquicas, pero no los conocimientos básicos del entorno.
  • Ella se enamora del personaje masculino, y éste se enamora de ella por su falta de experiencia, no a pesar de ella.

  • Es una mujer fuerte, que no necesita a los hombres y que sabe utilizar la violencia (hasta aquí un referente bastante contracultural).
  • Es un héroe clásico masculino, pero con un cuerpo de mujer muy atractiva.
  • Lleva poca ropa.
  • Está concebido por y desde la mirada masculina.

  • Representan a una chica mágica y única, que con su aparición pone patas arriba el mundo del protagonista y le ayuda a recuperar la fe y la alegría de vivir.
  • A estas «mujeres hada» se les presupone que no son como el resto de chicas y, por eso, valen más la pena y atraen la atención del prota.

  • Se da cuando un personaje femenino podría sustituirse por una lámpara con un post-it y la trama funcionaría igual.

  • El test se pregunta: si se cambian los géneros de los personajes, ¿la obra/película tiene sentido?

  • Un personaje femenino es protagonista, pero no aporta nada relevante a la trama principal.
  • Las grandes resoluciones de la historia, las ideas, las acciones, no las lleva a cabo ella, a pesar de ser, teóricamente, la protagonista.

  • ¿Hay hombres que tengan cuidados a cargo?
  • Si los hay, ¿los llevan a cabo de forma natural o aparecen como tema central del argumento?
  • Si tienen cuidados a cargo, ¿cumplen el típico binomio de «padre irresponsable y juguetón» / «madre pesada y responsable»?
  • ¿Los personajes masculinos podrían hacer lo que hacen si tuvieran cuidados a cargo?
  • Las grandes resoluciones de la historia, las ideas, las acciones, no las lleva a cabo ella, a pesar de ser, teóricamente, la protagonista.

¿Conoces otros tests o elementos de análisis para introducir la perspectiva feminista en la ficción? ¿Nos los cuentas?