Cooperativismo teatral

A veces nos llaman para hablar de qué ha implicado en nuestro recorrido empezar como una compañía de teatro y ser hoy una cooperativa de trabajo que no sólo es una compañía. Os traemos algunas reflexiones de lo que nos hemos encontrado en este camino, y algunos puntos que han sido clave para nosotras.

Inventarse la rueda

Si algo ha estado presente en el ADN de NUS desde sus inicios, ha sido la voluntad transformadora desde una mirada feminista y comunitaria. Estos valores, marcaron el primer espectáculo, el “¿Es de Coña?”, que ya desde sus inicios huyó de los circuitos establecidos, diferenciándose de un espectáculo propio de la programación cultural pero también de un espectáculo típico del circuito escolar. Queríamos llevar nuestra propuesta a jóvenes dando igual peso a la vertiente artística que a la educativa, pero en un mundo parcelado donde cada cosa tiene su camino o su cajita, y donde la innovación tiene más de discurso que de oportunidad real, nos encontramos las primeras piedras.

Navegar entre dos circuitos, o intentar crear uno nuevo, no sólo supone dar muchas explicaciones, sino que tiene implicaciones muy aterrizadas en lo que se refiere, por ejemplo, a las contrataciones de nuestro equipo o a las formas de comercializar nuestras propuestas. El sistema nos parcela, sin dejar opciones a nuevos caminos y formas de trabajar, nos precariza, y nosotras aferrándonos a nuestros valores… nos “inventamos la rueda” para poder salir adelante.

(Re)aprendiendo

Llevar los valores feministas a la práctica, inmersas en un sistema capitalista, no es fácil. A lo largo de nuestra trayectoria, uno de los grandes aprendizajes ha sido reapropiarnos y resignificar conceptos que se encontraban muy vinculados a las lógicas del capital.

Nos acercamos a la ESS como un espacio donde compartíamos valores y desde el que considerábamos que podíamos aprender a construir de una forma diferente a la hegemónica.

Somos una empresa | Incluso antes de ser cooperativa, desde NUS teníamos claro que éste era un proyecto desde el que crear nuestro puesto de trabajo. Algunas desde un sentimiento más emprendedor, otras desde la desesperanza de no encontrar trabajos en los que encajar nuestros perfiles híbridos, fuera de lógicas academicistas y de “titulitis”.  Y una vez puesta en marcha la máquina, hemos tenido que entender que somos una empresa, y que una empresa puede SER también sin ánimo de lucro, funcionar desde la transparencia y la democracia profunda, darlo todo para avanzar hacia la conciliación con la vida. En este punto descubrimos que la ESS contaba con poco contenido y práctica de lo que quería decir sostenibilidad de las vidas, relaciones de poder o conciliación real. Con el tiempo descubrimos que había más prácticas feministas que no estaban siendo reconocidas dentro de la ESS y que estaban aprendiendo desde la cotidianidad de las necesidades ubicadas y concretas. Aunque estamos lejos de conseguir una situación ideal, sí podemos afirmar que poco a poco vamos avanzando hacia la transición feminista de las economías, gracias a las aportaciones que realizan/hacemos las diferentes entidades feministas. Actualmente formamos parte de varias redes en las que compartimos, reflexionamos e incidimos en esta transición feminista.

¿Todas, todo? | Otro aprendizaje ha sido desgranar el concepto de horizontalidad y desvincularlo del “todas debemos hacerlo todo”. Aprender a trabajar de forma participada, al tiempo que potenciamos la autonomía y responsabilidad de cada una. Siendo cada vez más conscientes de los roles de poder diferenciados que pueden existir en un equipo, y cómo hacer un uso sin hacer un abuso.

Eficiencia | Independientemente de la forma jurídica, crear nuestro puesto de trabajo nos ha llevado en algunos casos a momentos de hiperexigencia que pueden conducir de forma muy sutil a la autoexplotación. Y no queremos ser una empresa así. En este sentido, seguimos aprendiendo cómo crear una estructura sólida, unos puestos de trabajo definidos, y unas formas y límites, que nos permitan avanzar hacia la eficiencia sin perder el elemento del cuidado de las personas: un elemento clave para a la sostenibilidad económica y vital.

Parte de las socias de NUS haciendo una jornada de repensar el proyecto

Dejarse acompañar

Estos aprendizajes no los hemos hecho solas. En el camino de pasar de ser una compañía a una cooperativa, los asesoramientos y acompañamientos externos han sido los principales elementos facilitadores.

En los inicios conectábamos a menudo con esto «de inventarnos la rueda»… pero ya hay muchas ruedas inventadas, y entender que somos una empresa pasa también por incorporar aquellas formas de organizarse, de planificar y de funcionar – ya inventadas- que permitan sostener la estructura a la vez que dejen la puerta abierta a nuestros valores. De la misma forma que ya existen otras formas de trabajar, ya existen expertas consultoras y asesoras capaces de entender las especificidades de nuestro modelo, y que a lo largo de los años nos han acompañado a resignificar, a ordenar, a planificar… y a tomar conciencia de nuestras inercias. Nunca dejaremos de aconsejar a proyectos que comienzan, que en la medida de lo posible se dejen acompañar sin perder la capacidad de reapropiarse de los conocimientos para hacer su traje a medida con más conciencia de otras herramientas/opciones existentes.

NUS en un acompañamiento con LabCoop

No somos una utopía o Mr Wonderful no existe

Una cooperativa no es una burbuja en un mundo aparte, y por mucha voluntad que tengamos en incorporar ciertos valores, este hecho no impide que aparezcan puntos de conflicto que responden a las tensiones con el sistema:

Presión de la precariedad El inicio de un proyecto propio viene a menudo cargado de ilusión y energía. Un momento en el que no se cuentan las horas, donde se pasan noches sin dormir para salir adelante, y donde se hacen malabares para sobrevivir a un coste de la vida totalmente desproporcionado. Pero ese momento no es eterno y llega un día en que la presión de la precariedad (del cobrar poco, poquísimo, o no cobrar) te empuja a gritar que no se puede vivir “del amor al arte”.

Riesgo y responsabilidad Si aquí sumamos la responsabilidad de llevar adelante una empresa… aparecen grandes fantasmas para nosotras como la horquilla salarial, el reconocimiento diferenciado por tipo de tarea, el “plus” por responsabilidad… Ideas que chocan a priori con la voluntad de reconocer todas las tareas y funciones de forma igualitaria y que, a su vez, desde la presión de la responsabilidad, esconden también una parte de necesidades no cubiertas. Esto hace que convivamos con la falta de conciencia por parte de todo el equipo de lo que implica tirar del carro, asumir el riesgo de todo lo que hagas y al mismo tiempo ser una trabajadora más, buscando que todo esté equilibrado, un reto constante del que no puedes escapar.

Puntos calientes que hoy en día no tenemos resueltos y que de forma recurrente nos detienen y nos piden que les demos “una vuelta más”.

Contrarrestar

Ante la precariedad y las limitaciones que nos impone ir a contracorriente de un sistema capitalista, hemos apostado por introducir el cuidado en su sentido más amplio, conscientes de que no podemos garantizarlo al 100%, pero convencidas de intentarlo al máximo .

Un cuidado que, más allá de darse entre pasillos, toma formas y espacios establecidos dentro de la estructura: estableciendo espacios y canales de encuentro, de exposición de malestares, de gestión de conflictos, siempre cubiertos dentro de la jornada laboral y acompañados (una vez más) de forma externa, cuando lo consideremos necesario.

Un cuidado que entiende la conciliación, los estados de (no) salud o los derechos laborales de forma más amplia que lo que marcan muchos papeles, y que aplicamos de forma creativa cuando no podemos atenderlo desde un plan económico.

Un cuidado del que intentamos escuchar al máximo los estados vitales de las personas de nuestro equipo sin juicios y que, cuando no lo hacemos bien -cosa que también nos pasa-, nos alerta y nos llama a hacer autocrítica y a seguir mejorando.

No estamos solas

No podemos terminar este post sobre cooperativismo teatral, sin mencionar el trabajo en red que realizamos con otras cooperativas, compañías o entidades amigas con las que compartimos realidades y sectores.  No sólo hay ruedas inventadas, sino que muchas veces, las piedras del camino son las mismas, y juntas las identificamos y les damos forma de mejor manera: la experiencia de unas nutre la trayectoria de otras, y viceversa.  ¡Os dejamos algunas más abajo!

Asamblea de la Xarxa de Cooperatives Feministes La Insòlita

Antes de trabajar juntas

Último consejo -bajo la experiencia vivida y escuchada de otres- para crear un proyecto colectivo: conocer bien a las personas que formarán parte de él, hablar de lo importante y necesario para cada una en este proyecto, cuáles son los valores y los miedos que tenemos y cuáles son nuestras expectativas. Detenerse un momento para intercambiar estas visiones puede facilitar mucho el camino que se desea construir, para detectar fallas u otras cosas que no tengamos en cuenta inicialmente. Esto no quiere decir que sea válido durante toda la trayectoria posterior sino que, precisamente, el proyecto puede estar vivo y este tiempo de paro será importante también en el futuro.

Otros recursos a tener en cuenta 

Compañías Cooperativas 

Otros proyectos teatrales cooperativos

Espacios de encuentro para no luchar solas

Asamblea de El Col·lectiu de companyies

Lugares donde (in)formarse

Entidades y personas que nos han acompañado en algún momento de nuestra trayectoria

Otras entidades que os pueden acompañar son Coopdemà, Col·lectiu Ronda, HobestVector 5 … 

Gestorías

Herramientas para trabajar colectivamente con cuidado:

Subvenciones

Si queréis más información o queréis enviarnos referentes que se nos han escapado, nos podéis escribir a info@nus.coop, por las redes sociales o respondiendo a este post.