Sobre el conflicto

A lo largo de nuestra experiencia en acciones de prevención en el ámbito escolar, desde NUS hemos podido observar que en la mayoría de centros educativos se rechaza la violencia directa como modelo de resolución de conflictos, sin embargo, se desconocen opciones alternativas para afrontarlos. Esto hace que, a pesar de este rechazo, la violencia siga siendo la forma en que el alumnado afronta los conflictos, cuando no se hace uso de otras posturas igualmente negativas como la negación, la sumisión o la evasión, todas ellas todavía muy habituales.

Antes de trabajarlo con niños y jóvenes nos gusta hacerlo desde el mundo adulto: ¿Cómo afronto yo el conflicto que me afecta directamente? ¿Cómo acompaño la gestión de los conflictos que se dan en mi centro educativo? ¿Cuál es mi relación y conciencia hacia la violencia? ¿Exijo a niños y jóvenes, lo que yo no ser hacer?

Educar PARA EL conflicto

Las comunidades educativas nos encontramos con el reto de educar en y para el conflicto, para dejar atrás la visión negativizada que hacemos, y los miedos que acompañan a esta visión. Este reto se concreta en temas como:

Descubrir la perspectiva positiva del conflicto: Descubrir que los conflictos son una oportunidad educativa, y verlos como una forma de transformar la sociedad y las relaciones humanas hacia mayores niveles de justicia.
Aprender a analizar los conflictos ya descubrir su complejidad: Profundizando sobre un tema para ser más conscientes de ellos, y conociéndonos más como personas y como grupo al mismo tiempo.
Encontrar estrategias creativas: que nos permitan afrontar los conflictos sin violencia, sin destruir una de las partes y con la fuerza necesaria para llegar a soluciones, definitivas o temporales, en las que todos y todas estemos cómodas.

Educar para el conflicto supone aprender a analizarlos y para ello os dejamos algunas pistas.

Visión sistémica y de proceso

Como comentan las compañeras de Fil a l’Agulla

en la guía “La gestión de conflictos en las cooperativas” en nuestra cultura, acostumbramos a entender los conflictos de forma lineal, de forma causal (buscamos un culpable, quien ha empezado, por qué nos está pasando… ) y muy enfocados en el resultado. Pero otra forma de enfocarlo, y que puede ser útil, es ver los conflictos desde una visión de proceso, que nos permita tener una mirada más amplia sobre qué es lo que pasa y qué podemos aprender.

El análisis de este proceso desde una mirada sistémica, puede permitirnos separar y tratar de manera diferente a las personas involucradas, la manera de abordar el conflicto y el problema/as o intereses que vemos como antagónicos. Así, podemos ver el conflicto también como la tensión entre dos o varios roles (nos referimos a dos posiciones, puntos de vista o experiencias diversas frente a un tema) que van más allá de las personas que les están representando en un momento determinado. Identificar los distintos roles que aparecen en este proceso, y dejarlos expresarse en su totalidad, permite profundizar en el conflicto y entender su complejidad. A partir de ahí, a través del diálogo y la relación entre roles, surgen a menudo las ideas o pasos a realizar a continuación.

Haciendo visible el poder

Con frecuencia, los conflictos provienen de la falta de conciencia que tenemos sobre las dinámicas de poder que se dan en los grupos y de la falta de conexión con nuestro propio poder. Estas relaciones de poder son multidimensionales y complejas, y vienen determinadas tanto por el nivel de poder social que tengamos (género, clase, origen…) como los niveles contextuales y personales (rol que ocupamos en un grupo, personalidad, habilidades…). Estos niveles de poder interaccionan y cambian en las relaciones interpersonales y grupales. La falta de conciencia de estas dinámicas cuando tenemos conflictos, facilita la existencia de situaciones de abuso de poder y escalada de los conflictos. En este sentido, visibilizar las dinámicas y roles de poder es un paso imprescindible tanto a la hora de trabajar en crear espacios para gestionar los conflictos, como para explorar estrategias justas para todos.

Consciencia, Creatividad y Métodos

En la gestión de conflictos encontramos que la creatividad es una gran aliada: tanto para explorar los roles presentes en un conflicto, como para acceder a un amplio repertorio de soluciones y alternativas que nos permitan avanzar en resoluciones que satisfagan a todas las partes.

Desde la creatividad, con técnicas de visualización como pueden ser la teatralización o los juegos de rol, etc, podemos explorar los conflictos teniendo en cuenta no sólo lo racional sino también lo emocional y social. En NUS, tenemos una larga experiencia en herramientas de teatro social que, tanto en talleres de prevención como en momentos de gestión de conflictos, nos permiten explorar los diferentes roles y polaridades de forma profunda y vivencial, generando más empatía y aproximándonos a una idea más completa del conflicto, más allá de su apariencia exterior. En este proceso, suelen aparecer ideas y pistas que nos permitan avanzar hacia resoluciones, y de nuevo la creatividad nos es útil para su exploración. Sin embargo, en este momento es importante separar el “generar ideas” del “llegar a un acuerdo”, para poder generar el máximo de ideas.

En los últimos años, la mediación escolar o la mediación entre iguales ha cogido bastante presencia en los centros educativos convirtiéndose en una estrategia de mejora de la convivencia y de gran poder transformador. Sin embargo, no es el único método que existe ni debe ser a la fuerza siempre el primero o el más adecuado. En este sentido, lo que para nosotras es realmente útil, es que las comunidades educativas estemos formadas en varias y diversas metodologías participativas, cooperativas y socioafectivas, que fomenten la reflexión y el pensamiento crítico tanto de niños y jóvenes, como el de las personas adultas que estamos a su alrededor.

Para que podáis conocer y remover, le dejamos algunos recursos que nos parecen especialmente interesantes!