Sobre cuotas y artes escénicas
En NUS entendemos el teatro como un arte con un gran potencial de socialización y transformación, que conecta con las personas y que permite hacer visibles realidades con demasiada frecuencia invisibilizadas. Desde hace más de diez años, desarrollamos acciones y procesos transformadores para abordar temáticas sociales y visibilizar y transformar las relaciones de poder. El feminismo ha marcado siempre nuestra mirada y el teatro ha sido una de nuestras grandes herramientas.
Sin embargo, en los últimos años hemos ido tomando conciencia de que esta intersección de ámbitos podía (o debía) tener también, una doble dirección: tanto dentro de NUS como en nuestro entorno, percibimos un interés creciente por parte de profesionales, compañías y estructuras de formación en la incorporación de la perspectiva de género tanto en espacios formativos, de creación y programación, como en la organización de equipos y en las tareas diarias.
El teatro ha sido hasta ahora la herramienta para difundir la mirada, y ha llegado el momento de que esta mirada impregne también el mundo del teatro.
Según el artículo 24 de la Ley de igualdad de género, la Administración «debe garantizar el derecho de las mujeres a la cultura, y a ser consideradas agentes culturales para visibilizar la cultura que les es propia». Aunque la Ley no se cumple ni de lejos (como pone de manifiesto el Observatori Cultural de Gènere), sí es cierto que en la actualidad y en muchos territorios, las mujeres están reclamando sus espacios dentro del tejido cultural cada vez con mayor fuerza.
Ya hace tiempo que asociaciones y colectivos feministas como Dones i Cultura, Dona’m Escena o la Asamblea de estudiantes del Institut del Teatre, e incluso medios de comunicación, como por ejemplo el diario Ara (desde su sección de cultura), se esfuerzan en visibilizar, por un lado, el hecho de que aún hoy prevalecen, en la mayoría de teatros públicos y privados, espectáculos dirigidos y creados básicamente por hombres y, por otro, que en la mayoría de las obras programadas se perpetúan los roles y estereotipos de género de siempre, tanto en el texto, como en la dirección y puesta en escena.
Recientemente en nuestro territorio, redes, equipos, estudiantes y profesionales del teatro han logrado romper el silencio y nombrar en voz alta a las discriminaciones, abusos y prácticas vejatorias recibidas. Ante esto, ¿cuál ha sido o queremos que sea la respuesta del sector? ¿Lo dejamos en un titular puntual? ¿O decidimos abrir los ojos y empezamos a cuestionarnos y a asumir nuestra parte de responsabilidad?
Más allá del discurso, ahora mismo es necesario recuperar a las mujeres y las personas con una identidad de género no normativa de y en la cultura y, al mismo tiempo, es necesario repensar la cultura en clave feminista e inclusiva para dejar de alimentar al machismo en el mundo del teatro y hacer un espacio de creación y visibilización de nuevos referentes. Para ello, es imprescindible que las personas profesionales del mundo de la cultura y del teatro incorporen la perspectiva de género e interseccional, tanto a la hora de formar nuevas hornadas de amateurs y profesionales, como de crear y programar.
El objetivo es pensar el teatro en términos feministas. Y esto significa ir mucho más allá de llevar a escena temas mal llamados «de mujeres», para incorporar la intención de plantearnos las preguntas difíciles que proponen los feminismos contemporáneos, fundamentados en el antiracismo, el anticapitalismo y la no jerarquía; y que cuestionan la matriz de género, la heterosexualidad obligatoria y los privilegios. También significa facilitar herramientas y una mirada crítica a las personas que forman parte de él, que les permita generar nuevos relatos más allá del mainstream y del relato patriarcal.
Cuotas feministas
El tema de las cuotas siempre genera debate… un debate que demasiadas veces se queda en un plano superficial. Como ya decían las compañeras de Dona’m Escena en el año 2018, si tuviéramos que compensar la discriminación e invisibilización sufrida por las mujeres y las disidencias de género, desde la antigua Grecia a la Cataluña actual, habría que programarlas solamente a ellas durante varios años.
Una vez hecha esta compensación, seguiríamos sin tenerlo fácil, ya que la propuesta de las cuotas parte de una idea de paridad (50%) que en nuestro contexto actual no sólo no existe, sino que sigue atravesada, por un lado, por estereotipos y mitos, y por otro, por muchísimas trabas sociales (ya desde la infancia y en todos los ámbitos) que impiden que las personas se desarrollen plenamente con independencia de su género.
Así, para hablar de cuotas debemos tener en cuenta el contexto y la trayectoria histórica patriarcal de la que venimos. Hay que romper con estereotipos e ideas preconcebidas como «el miedo a perder excelencia», idea que curiosamente no surge cuando se programa a hombres. Es necesario -y citamos de nuevo a las compañeras- «cambiar la sociedad de arriba abajo» y cumplir con la ley mientras lo hacemos, para tener lo mismo que los hombres: «el derecho a ser, existir, visibilizarnos, triunfar y cagarla».
¿Aún no lo ves?
A modo de toma de conciencia y de inspiración, os dejamos una recopilación de frases dichas por compañeras actrices, dramaturgas, directoras, productoras o críticas, entre otras, esperando que ayuden a verlo más claro. ¡Os animamos también a enviarnos las vuestras, ya sea a info@nus.coop, o compartiéndolas en las redes!
«¿Por qué, pues, la mayoría de personajes femeninos debemos ser poco espabiladas y delicadas con cuerpos poco imponentes? ¿Por qué deben partir de la NO-ACCIÓN? ¿De ser el objeto y no el sujeto? ¿Por qué os estáis perdiendo un mundo de posibilidades dramáticas mucho más interesantes? Nosotras también queremos jugar. Queremos profundizar, ser creadoras de conflicto y no sólo recibirlo».
Júlia Barceló. Actriz y directora.
«Si hay buenas mujeres creadoras, el buen director artístico irá a verlas. Porque los buenos directores artísticos no sólo tienen los despachos abiertos sino que salen a otras salas, festivales y espacios para conocer a nuevas creadoras o viejas creadoras que todavía no conocen. El buen director artístico mueve el culo.»
Dona’m Escena. Colectivo feminista.
«La dirección escénica feminista no va de dar una visión «nueva», ni «rompedora», ni «acuerdo con los tiempos». Va de que podáis mirar, por fin, el mundo con nuestros ojos. Y eso es importante. Y urgente».
Raquel Loscos. Directora y dramaturga.
«La dramaturgia feminista tiene el reto de batallar contra el poder. El mundo escénico es absolutamente patriarcal. ABSOLUTAMENTE. Quien tiene el poder, quien toma las decisiones, quien hace crítica, quien tiene el dinero para producir son cis-hombres y, si me lo permiten, cis-hombres con conductas abiertamente patriarcales. Así que ellos son el gran reto/obstáculo.»
Carla Rovira. Intérprete, creadore y gallina.
«Si dejamos de considerar el espacio teatral como un espejo de la realidad, podremos utilizarlo como laboratorio para construir nuevas identidades no basadas en el género y, en este proceso, podremos cambiar la naturaleza del teatro.»
Maria Josep Ragué Arias. Investigadora y crítica teatral.
«Ha habido algún momento en el que he pensado: ¿Puedo hacer dramaturgias de temas que no sean puramente feministas a pesar de que la dramaturgia siga siendo feminista?»
Carla Rovira. Intérprete, creadore y gallina.
«Necesitamos generar entornos laborales seguros donde los equipos de profesionales podamos trabajar y crear en libertad, generando y activando así los protocolos necesarios para la prevención, detección y actuación frente a las violencias racistas, colonialistas, capacitistas, machistas, lgbtifóbicas…»
Laura Villa Kremer, actriz.
«Pensamiento que me vuelve de vez en cuando: está muy bien, hombres, que hagáis obras de teatro o instalaciones sobre las prostitutas o sobre las mujeres maltratadas pero, a mí, me interesaría mucho ver obras vuestras sobre los puteros y sobre los maltratadores.»
Anna M Ricart. Dramaturga.
«Cuando leemos una programación de un teatro, no sólo debemos mirar si hay mujeres, sino también qué hacen exactamente: lecturas, montajes de un fin de semana, semimontajes…»
Cristina Clemente. Dramaturga y guionista.
«Harta de que en catalán se use la palabra «tietes» para hablar despectivamente de un sector del público de las artes escénicas. Las «tietes», señores, salvan la taquilla y a ellas seguro que les gustaría ver cosas diferentes de lo que ofrece. Quizás sois vosotros, señores, quienes hacéis una programación «tietil».
Anna M Ricart. Dramaturga.
«Necesitamos mujeres ejerciendo crítica teatral.»
Anna M Ricart. Dramaturga.
«En la ficción las mujeres gordas hacen de gordas, las delgadas, de mujeres.»
Júlia Barceló. Actriz y directora.
«Entender el feminismo me ha ayudado a entender que hay una diversidad a defender, lo que me llevó a ver que en realidad soy afrofeminista y eso significa que la lucha debe ser necesariamente interseccional. Me di cuenta de que para hablar de mi feminismo debía hablar también de raza; una variable muy importante que me atraviesa personalmente.»
Denise Duncan. Directora y dramaturga afrofeminista.
«Venimos de una larga tradición racista, machista, colonialista, heteronormativa, etc., y estamos dando pasos, pero sin sacudir la base.»
Denise Duncan. Directora y dramaturga afrofeminista.
«Porque el feminismo no solo va de igualdad, también va de lucha de clases, acabar con tapones generacionales (con cuota masculina), igualar condiciones de trabajo y acabar con la precariedad, acabar con los abusos físicos, psicológicos y económicos que sufrimos a diario, dar acceso a la diversidad desde todos los puntos de vista».
Dona’m Escena. Colectivo feminista.
«¿Tu trabajo (como creador/a) no debería aportar beneficios a la sociedad? ¿El arte no es una herramienta de transformación social?»
Silvia Albert Sopale. Actriz, directora, creadora y activista feminista antirracista.
«Espero el día en que el teatro hecho por mujeres deje de llamarse así para llamarse teatro.»
Sara Sansuan. Actriz.
«Comunicar en femenino inclusivo no es una moda sino una forma de romper con lo que nos han enseñado y, por fin, sentirnos interpeladas. Estamos ante el fin del masculino genérico.»
Cristina Roda. Comunicadora teatral feminista.
«Género teatral que más pereza me da: obra de señor heterosexual con culpa.»
Pablo Messiez. Director y dramaturgo.
«Ha llegado un momento en mi vida en el que veo que el arte es política, el arte es político o pretendemos que lo sea. Creo que hay que ser valiente y hablar de lo que consideramos importante poner sobre la mesa.»
Denise Duncan. Directora y dramaturga afrofeminista.